lunes, 22 de julio de 2013

La cárcel del parado

En España, la cifra de parados en el primer trimestre de 2013 superó los 6.200.000 y se convirtió en el peor dato de nuestra historia. Y esa cifra, lejos de bajar parece que va a seguir aumentando. El PP ganó las elecciones con la promesa de  crear empleo, "es lo primero" decían y desde que gobiernan es mayor el empleo destruido que el creado.


Quedarse en paro en España ha pasado a ser una noticia tan cruel como la muerte de un familiar o el anuncio de una enfermedad terminal. Se convierte en tu muerte como trabajador y te deja sin futuro, ya que las opciones de encontrar un nuevo empleo con la situación actual española es más que remota.


La cárcel del parado


La noticia llega como una bofetada, un mazazo que te deja sin aire, sin respiración. En la fase de negación te preguntas si es posible que te esté pasando, mientras te repites una y otra vez: ¿Por qué a mi? Tras la sorpresa viene el miedo, el abismo. La desesperación. Es difícil asimilarlo para llegar a la esperanza.

El primer día no quieres salir de la cama y cuando te levantas lo haces perdido, con resaca, sin nada que hacer. Y con una sensación de impotencia y rabia que te asfixia y te oprime el pecho hasta llegar a doler. Tú casa es una cárcel de la que ni siquiera deseas salir. El futuro ya no está ahí fuera, el futuro simplemente deja de existir. Negro. Oscuro. Impenetrable. Inaceptable. Puede más la depresión que las ganas de seguir. Solo quedan las ganas de llorar y de que te dejen en paz.

Ninguna palabra de nadie consigue que te sientas mejor. Te miras al espejo, derrotado. Sin mirada. ¿Con la edad que tienes dónde vas y qué vas a hacer si seguro que los hay más jóvenes, más preparados y que lo harán por menos dinero?

El tiempo pasa y se olvidan las palabras de ánimo, las llamadas preguntando cómo estás y los abrazos amigos de apoyo. La normalidad, tu rutina, se convierte en una celda sin ventanas de la que no puedes escapar. Enjaulado tu carácter cambia, eres más irascible y todo te parece mal. Vivir ya no es una aventura, es una pesadilla en la que te despiertas todos los días. Sin rumbo, sin vuelta atrás, sin retorno.

Pero hay que echarle dos cojones, o dos ovarios, levantar la cabeza y volver a sonreír. Cueste lo que cueste. Olvidando las facturas y el llegar a fin de mes. Ahora la vida es supervivencia  sin mirar atrás. Minuto a minuto. Día a día. Mes a mes.

Ver la Tele, oír la Radio o leer el periódico no ayuda, más bien lo empeora.

Tanto la Oficina del INEM como el Gobierno se dedican a ponerte zancadillas y trabas. En Madrid se dio orden a las Oficinas del Paro de no emplear a parados de larga duración que ya no perciben prestación. Y no es para que los despedidos recientes vuelvan a trabajar, sino para dejar de pagar a los que siguen cobrando el paro obviando a los que ya no le cuestan dinero a la Comunidad. Un dinero que todos los trabajadores se han ganado a pulso durante su vida laboral. Un dinero que es suyo y al que tienen derecho porque lo han sudado hasta su despido.

Sonará mal, pero se gana más parado con prestación que trabajando con un contrato basura. Y más desde que los majaderos del Banco de España sugirieron que se contratara por debajo del Salario Mínimo Interprofesional.

El paro te obliga a fichar cada tres meses y además tienes que acudir a sus llamadas aleatorias y caprichosas para firmar y demostrar que estás buscando empleo si no quieres perder la prestación. Una prestación, que repito, no te la ha regalado nadie, es tuya. Te la has ganado, sudado y trabajado y tienes derecho a cobrarla hasta su fin. Nadie debería obligarte a dejar de percibir un dinero que te corresponde, porque no es un regalo, es algo conseguido con tu esfuerzo durante mucho tiempo, más tiempo del que ellos te van a pagar.

Las Oficinas de Madrid llegan a controlar más a un parado que el Estado a un preso en libertad condicional. Mientras que en España, muchos de los que deberían estar presos están en las calles y no en las prisiones. Porque ellos pueden robar sin que les pase nada. Ellos pueden robarte el trabajo. Ellos pueden robarte tu vida y no importarles que tu vida sea ahora tu cárcel.



Datos.

España es el país con más paro en la Eurozona (26,9%) superando ya a Grecia (26,8%).

El desempleo juvenil afecta al 56,5% de los jóvenes españoles.

La OCDE prevé que el paro subirá en España hasta el 27,8% a finales de 2014.


Cada vez es más difícil que un parado de larga duración vuelva a trabajar.




4 comentarios:

  1. Anónimo17:46:00

    Un comentario.

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  2. Anónimo19:18:00

    He llegado a tu blog de casualidad y la verdad es que me ha encantado este post. Es un drama quedarse en el paro, pero lo es más el que una persona que hasta hace 4 días tenía una situación profesional de un trabajo diario y normal, ahora tenga que ir mirando si le ofrecen un mes o dos meses como mucho, y como si tuviera que volver a demostrar que ha trabajado y trabaja bien, es como si retrocediese en el tiempo, pero también en derechos, pues te ofrecen menos y de peor manera, y lo peor es que los brotes verdes no sé quien los ve.

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  3. Me alegra que te haya gustado, aunque no me alegro de que guste algo así, ya me entiendes. Llevas razón en lo que dices, lo peor es el drama personal de cada uno. Cada víctima tiene detrás una Historia y una familia y llevarlo es lo más duro. Superarlo es lo más difícil.

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  4. Anónimo19:59:00

    Esas personas, quizás han estado, 10 ó 20 años en una empresa, pensaban que les valoraban, y cuando se han querido dar cuenta, estaban en la calle, sin explicaciones de ningún tipo, con hipotecas, con préstamos de coches, con hijos, y ahora, quizás tienen que ser mantenidas por sus parejas, y ahora su mundo se les ha hecho trizas y son gente muy válida, pero se viene abajo, se meten en la cárcel de la que tan bien hablas, que es su casa, y se les cae dicha casa encima. Los que tenemos trabajo somos los que les tenemos que apoyar y ayudarles a salir de ese pozo, que no pierdan la autoestima, que aunque con dificultad, encontrarán algo adecuado a su capacidad, pero tenemos que estar ahí con esas personas, que no pierdan la ilusión.

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